Que buena onda! xD
Bueno, aquí la publicación:
Rescatando la tradición quesera de Buenos Aires, El Baztán propone una carta completa a base de este manjar lácteo.
Justo cuando Estados Unidos se pone ancha, alrededor del setecientos, la fachada de un local antiguo se pintó de verde inglés, las mesas se achancharon en la vereda para disfrutar del otoño cálido y adentro, el salón invita a instalarse. Las paredes, decoradas con flores y pájaros, como en un cuento de niños, acompañan el buen gusto de la ambientación: muebles antiguos, cajas de sombreros, una mesada llena de
muffins y cosas ricas para tomar el té, que se exhiben orgullosas a la vista de todos. Más adentro, late el corazón de El Baztán: una gran alacena llena de quesos caseros, dulces y embutidos artesanales provenientes de distintos lugares de la provincia de Buenos Aires.
Esta es la propuesta de Fermín Labaqui (arquitecto y profesor de historia de la arquitectura en la UBA) y Juan Chiesa (guionista y también realizador), dos amigos que a lo largo de la vida compartieron, entre otras cosas, el gusto por la cocina.
“El Baztán es un valle en Navarra, en el norte de España, donde nacieron mis abuelos. Y elegimos este nombre un poco como homenaje a ellos, y otro poco porque allí también se producen unos excelentes quesos. Mi familia tiene tradición lechera, tenían un pequeño tambo en Bragado, donde siempre se hicieron quesos artesanales y hoy se producen muchos que antes se importaban. Para abrir este local, viajamos allí y también a Tandil, a Suipacha, otro pueblo con larga tradición lechera y donde hay una gran comunidad vasca. Y de allí traemos quesos exquisitos, que se pueden degustar aquí. Entonces, el tema de los lácteos nos viene de lejos, lo venimos arrastrando a lo largo de la vida y ahora se convirtió en El Baztán”, cuenta Fermín.
Pero Juan también tiene su historia gastronómica. Durante varios años vivió con una tía viajada, investigadora del CONICET, que siempre cocinaba platos exóticos que había aprendido a preparar en sus visitas a tierras lejanas. Y desde chico su paladar educado reconoce lo mejor de cada plato.
Así, Fermín y Juan juntaron sus ganas y abrieron este bar de quesos, con una carta breve y concisa, pero deliciosa. Fermín aporta: “A los dos nos gusta comer, en nuestras casas siempre había gente a la hora de la cena y nos encanta el buen servicio. Cuando tuvimos que pensar la carta, empezamos por lo que nos gusta y casi todo tiene queso. Entonces unimos nuestros contactos y deseos y armamos esto: pizzas, tartas, crepes, ensaladas, postres, sándwiches, fondues, raclettes, panes caseros, buenos fiambres. Nuestro fuerte es el respeto por la materia prima, pocos pero buenos productos. No queríamos ser pretenciosos.” Puede ejemplo, empezar pidiendo unas papas chip con crema de queso al verdeo ($ 26) o, si hace frío, una sopa crema de cebolla con croutons y parmesano ($ 34). Si va apurado, puede pedir una ensalada de rúcula, queso sardo, ajo, limón y olivas
($ 34) o unos creppes de Gruyère a la pimienta ($ 37) o unos de hongos a la crema ($ 34). A la tarde, se sirven ricos tés con buena pastelería y los fines de semana, no se pierda el desayuno americano. Para volver. <
Si pudiera iría a molestarlo y de paso me tomo un te (?)
